Emilio Pérez Ruiz
(Logroño, 4-VII-1939 + 19-II-2007)

La noticia corrió por el
Barrio como la pólvora. Emilio había muerto. El que alegraba y
socializaba la alegría había fallecido después de una enfermedad
de unos meses, cortos, para una vida a la que le quedaba mucho
que aportar a los demás.
Él estaba en todas las salsas. Siempre acogía con una sonrisa.
Era una actitud existencial el no hacer mal a nadie. Por ello
era conocido y con su sonrisa relativizaba los problemas más
difíciles o alegraba las fiestas del Barrio, como lo hizo en las
últimas, preparando el refresco de limonada que se degustó en el
disparo del cohete de fiestas, o preparando el choricillo para
disfrute de todos en la mañana soleada de las fiestas. Siempre
su sonrisa. Era un miembro de la Junta Directiva de la
Asociación y había elegido Yagüe para vivir. Su estancia entre
nosotros ha sido fructífera, honda y con abundantes espacios
para defender los intereses generales de todos. También en la
Parroquia su implicación ha sido grande y muy importante para el
disfrute y solaz de todos.
Su trayectoria es larga. Seminarista en el Seminario de Logroño;
años de filosofía y teología en Comillas, conclusión de sus
estudios teológicos en la Gregoriana de Roma y ordenación de
presbítero para el servicio del pueblo cristiano. ¡Y a fe que ha
vivido todo esto!. Muchos eran los compañeros sacerdotes que lo
han despedido en la Parroquia del Barrio. Un hermano suyo,
dirigente cualificado de la Juventud de Acción Católica fue un
buen benefactor de la Diócesis, comprándose con su herencia la
Casa de Convivencias para los jóvenes. En su familia se vivía un
espíritu hondo de fe cristiana.
Aún sin terminar sus estudios en Roma, ya comienza a preparar
sus estudios civiles de Ingeniero Agrónomo. Al finalizar el
tercer año es requerido por los responsables regionales, entre
ellos el Obispo, para que asuma la gerencia de una
macro-cooperativa: Riojalna (Rioja-Álava-Navarra) que, recien
fundada, no había sido capaz de remontar el vuelo. A ella
dedicará su proyecto fin de carrera, pero las dificultades en el
funcionamiento de esta Cooperativa agraria son muchas y Emilio
las sufrirá en su propia carne. Pervive un gran individualismo y
la idea del cooperativismo es difícil de vivir cuando existen
envidias o los mercados son cambiantes.
En el plano personal, contrae matrimonio con Nieves, gran amiga
del Barrio. Los dos elegirán vivir en el Barrio de Yagüe años
más tarde.
Terminado el proyecto de la Cooperativa Riojalna, fundará la
empresa Rioverde, dedicada la fabricación y venta de encurtidos
y más tarde asumirá la responsabilidad de reflotar la empresa
Conservas Trevijano, que actualmente se dedica a la fabricación
y venta de productos deshidratados. Sus ideas en el trabajo
humanizado son novedosas, es querido por muchos y valorado en su
trabajo. Es un líder que promueve el bien de todos.
Por estos años es elegido Director del Banco de Gredos en
Logroño. Y al poco tiempo, Emilio, es elegido Consejero de
Industria en el primer Gobierno Autonómico socialista en La
Rioja, siendo presidente José María de Miguel. Son años de
trabajo, hombro con hombro, para promover una industria riojana
propia. Son años duros de cierres y, a veces, de fuertes
polémicas y de paro galopante. Y posteriormente la empresa
privada y otros avatares hasta su jubilación.
Ya jubilado, nunca existe el paro para él o cruzarse de brazos.
Su presencia activa en las Asociaciones ciudadanas del Barrio le
acreditan como un ciudadano de honor del mismo, por su fuerte
implicación en las tareas cotidianas y otras de mayor calado
defendiendo siempre los intereses colectivos del Barrio.
ORACIÓN HOMENAJE
¡EMILIO!
Todos los que queremos a Emilio,
hoy estamos profundamente tristes.
Es muy duro perder a un amigo,
pero todavía más si posee
una mente maravillosa.
Nos queda el consuelo de pensar
en la suerte que hemos tenido
de conocerlo,
mejor dicho, de disfrutarlo.
Emilio nos ha enseñado,
y nos sigue enseñando:
- a ser fuertes y resistentes
- a ser generosos
- a poner inteligencia y creatividad en nuestros hechos
- a relativizar los problemas
(“cosas de muchachos”, decía…)
- a ser perserverantes
- a hacer fácil lo difícil y a sobreponerse
- a preocuparnos de los demás
- a ser optimistas
- a no perder la curiosidad
- a ser alegres y a disfrutar de la vida
En una conferencia en las que estábamos
cincuenta personas de diferentes empresas,
el ponente preguntó:
“¿Cuántos de vosotros admiráis a vuestros jefes
como verdaderos líderes?”
Solo levantamos la mano dos personas,
Yo era una de ellas.
El era un verdadero líder, que transmitía fuerza y alegría.
Estoy convencida
que Dios se lo ha llevado
porque lo necesitaba
para organizar algo grande en el cielo.
¡Hasta siempre, Viejillo.
Te queremos!
(Leída en la conclusión de
la Eucaristía celebrada por Emilio,
el 20 de febrero de 2007)

Festival del chorizillo, Fiestas del Barrio 2006
Homenaje
de Fueclaya a nuestro amigo Emilio
